4.5 Ermitaños caseros

4.5 Ermitaños caseros

Capítulo publicado el 2/6/2022 por Enric Caumons Gou (@caumons)
  • 5 min de lectura

Hoy en día se está poniendo de moda el concepto «Work From Home (WFH)» o «Home Office», que es lo mismo que el teletrabajo o trabajar desde casa. A la empresa le puede suponer una menor inversión en infraestructura porque se necesita menos espacio, mesas, sillas, etc. A veces no se trata de teletrabajo al cien por cien, sino algunos días a la semana, con lo cual varias personas pueden compartir un mismo puesto de trabajo a días alternados y la empresa sigue ahorrando recursos.

Algunas empresas, además también siguen la filosofía «Bring Your Own Device (BYOD)», es decir, que sean los propios empleados los que utilicen sus dispositivos personales (portátiles, móviles, tabletas…) para poder trabajar. Con esto, el ahorro en costes es aún mayor porque son los propios empleados los encargados de comprar, mantener y renovar sus equipos.

Desde el punto de vista del empleado, trabajar desde casa tiene su parte buena y su parte mala. Lo bueno es que si vives lejos de la oficina te ahorras un montón de horas y de dinero en transporte. Este tiempo y dinero los puedes invertir en otras cosas mejores que hacer el mismo trayecto una y otra vez todos los días. Por el contrario, lo malo de trabajar desde casa es que puedes acabar aislado, solo en tu casa, trabajando en pijama.

He trabajado de las tres maneras: de forma totalmente presencial, en remoto y de forma semipresencial. En mi caso, prefiero un modelo de trabajo híbrido o semipresencial. Así me ahorro muchos viajes a la semana, pero tampoco me quedo aislado del mundo trabajando solo en casa.

Hay tareas que se pueden realizar perfectamente a distancia, además, las herramientas de videoconferencias que tenemos hoy en día han mejorado mucho (aunque no son perfectas). No obstante, está claro que no hay nada como estar in situ cuando tienes que tratar con otras personas. Es mucho más ágil coger un cacho de papel y dibujar cuatro garabatos para ilustrar lo que estás explicando a alguien que tienes a tu lado que tener que usar una tableta digitalizadora, compartir pantalla y bla, bla, bla…

La comunicación no verbal también es un factor muy importante que a veces pasamos por alto. El hecho de hablar por chat puede causar malentendidos en ciertas situaciones porque algunas frases escritas pueden tener una connotación negativa o excesivamente dura. La misma frase pronunciada con una sonrisa en la boca o acompañada de un golpecito en el hombro puede suavizar el mensaje y ahorrarnos malos rollos. Por este motivo, según qué es lo que tengo que decir cuando estoy en remoto, no lo hago por chat escrito, sino por teléfono o por videoconferencia. Evidentemente, si es algo muy importante y/o delicado, entonces prefiero estar presencialmente en la oficina.

Hay gente que evita las interacciones humanas a toda costa, para este tipo de personas es genial trabajar siempre desde casa, pero si te gusta o necesitas socializarte, notarás que cuando llevas unos cuantos días seguidos trabajando desde casa te empiezas a sentir solo. Si además se suma que te encuentras con problemas técnicos y no tienes ningún compañero al lado con quien comentarlo para encontrar una solución, la angustia se agrava.

Hay situaciones en las que no queda más remedio que trabajar totalmente en remoto, por ejemplo, cuando se trabaja en equipos formados por personas de ciudades muy alejadas o incluso de diferentes países. Hay que tener cuidado en estos casos con los posibles problemas debidos a incompatibilidades horarias y de comunicación en lenguas no maternas. Esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando se hace outsorcing en países como la India.

Llegado este punto, me gustaría hacer un pequeño inciso para decirte que, en mi humilde opinión, creo que en aquellos casos donde el negocio dependa en gran medida del desarrollo y explotación de una determinada plataforma, es mejor desarrollarla dentro de la propia empresa (in-house) en vez de hacer subcontrataciones a terceros. Aunque, por supuesto, esto no significa que los trabajadores de la empresa no puedan trabajar de forma remota. De esta manera, se tendrá un control absoluto sobre la herramienta y no se dependerá de un proveedor externo para el cual seremos un cliente más. De hecho, sé de varias startups que han tenido problemas porque habían externalizado completamente el desarrollo de su plataforma principal. Por lo tanto, no hay que tomarse a la ligera este tipo de decisiones tan importantes.

Cuando se trabaja desde casa puede resultar mucho más difícil desconectar y puede ser tentador trabajar más horas de la cuenta porque «ya estás en casa». Sin embargo, es importante definir unos horarios y unas rutinas saludables. No vale estar siempre pegado al ordenador, trabajando con la excusa de que te has ahorrado todo el tiempo de desplazamiento, porque así no acabas desconectando nunca y esto pasa factura. Contrariamente, hay gente que dice que cuando trabaja desde casa se distrae más y le cuesta concentrarse.

Para trabajar desde casa se necesita disponer de un espacio tranquilo, si tienes niños pequeños corriendo y gritando por allí puede no ser una buena opción. Una alternativa muy factible son los espacios de coworking, donde puedes alquilar un lugar para poder trabajar junto con otras personas. De esta forma, puedes separar mejor tu vida personal de la laboral. No obstante, hoy en día también es habitual encontrarse gente trabajando tranquilamente con su portátil y los auriculares puestos en cafeterías con un ambiente relajado, aunque puede que no sean el mejor lugar para trabajar durante toda la jornada laboral.

Si trabajas de forma semipresencial con varias estaciones de trabajo, te recomiendo usar herramientas de sincronización de archivos «en la nube» para evitar tener que estar copiando ficheros en pendrives. Por favor, no hagas eso porque acabarás con unos líos increíbles de versiones de ficheros obsoletos y al final no vas a saber cuál es la versión «buena». Además, intenta que, si se trata de máquinas de desarrollo, los entornos sean lo más parecidos posible para ahorrarte infinidad de problemas derivados de incompatibilidades entre versiones.

En última instancia, el teletrabajo se basa en la confianza entre la empresa y el empleado. Hay empresarios que creen que si sus empleados trabajan en remoto no van a hacer nada. Por otro lado, los hay que ante grandes volúmenes de trabajo les piden que trabajen desde casa para evitar interrupciones y así puedan concentrarse mejor y ser más productivos. No obstante, es de vital importancia encontrar el equilibrio que nos permita conciliar la vida personal, familiar y laboral.

Para terminar, me gustaría aclarar que escribí este capítulo meses antes de que empezara la pandemia mundial de la COVID-19. Ahora, en el momento de escribir estas palabras, estamos inmersos en la enésima ola, aunque todavía estamos sufriendo las consecuencias de la primera. Así pues, creo que a raíz de esta crisis sanitaria global (y económica en consecuencia) se van a acelerar varias tendencias ya existentes, entre ellas, la transición y la transformación digitales y, por supuesto, esto incluye el teletrabajo del que he hablado en este capítulo. Debido a la terrible situación que estamos viviendo, muchas personas se han tenido que dar cuenta forzosamente de la utilidad real del teletrabajo y del ahorro que puede suponer si se aplica correctamente, ya que en muchos casos ha sido la única forma de poder seguir activo mientras el mundo se paralizaba.

¡Únete a la comunidad para no perderte nada!

¡Quiero unirme!

¿Qué te ha parecido este capítulo?

¡Compártelo!

¡Suscríbete al feed para estar al día cada vez que se publique un nuevo capítulo!

Comprar libro

${ commentsData.total }

Todavía no hay comentarios. ¡Sé el primero!

Inicia sesión para publicar, responder o reaccionar a los comentarios.

Esta web utiliza cookies. Si continúas usándola, asumiremos que estás de acuerdo.