5.4 Perfiles de alto riesgo y manzanas podridas (II)

5.4 Perfiles de alto riesgo y manzanas podridas (II)

Capítulo publicado el 6/7/2022 por Enric Caumons Gou (@caumons)
  • 4 min de lectura

¡Atención! Esta es la segunda entrega del capítulo 5.4 Perfiles de alto riesgo y manzanas podridas (I).

Gente sin implicación

Las personas sin implicación, también llamadas stoppers, son aquella gente que bloquea los proyectos cada vez que se depende de ellos. Las razones pueden ser muy diversas, por ejemplo: son muy lentas, tienen otras prioridades más importantes, no les interesa lo más mínimo tu proyecto, meten las narices donde no deben, quieren boicotearlo por alguna razón, etc.

Muchas veces también actúan como stoppers las personas de mentalidad muy rígida que no quieren bajar del burro, aunque haya otras opciones que sean mejores, solo por el mero hecho de no querer aceptar que lo que han propuesto otras personas sea una mejor alternativa o porque no se les haya ocurrido a ellos. Por supuesto, este es un mal enfoque debido a que no hay que tomárselo como un ataque personal, sino que el equipo está para sumar esfuerzos y no para demostrar que uno está por encima del otro, enzarzándose en guerras absurdas por culpa de los choques de egos. Recuerda que nadie sabe más que todos juntos.

Gente sin comprensión

Este tipo de personas suelen ser muy intransigentes e incapaces de empatizar con los demás porque no los comprenden y muchas veces los ven inferiores a ellos (o eso quieren creer). Van a su rollo, pueden ser muy buenos en lo que hacen, pero son muy individualistas y les cuesta trabajar en equipo. No suelen aceptar críticas ni alternativas a lo que ellos proponen o hacen. Por supuesto, nunca admiten los errores, que siempre son culpa de los demás.

Prefieren hacer el trabajo ellos mismos que enseñar a otros para que sean autónomos. Es decir, les gusta crear dependencia hacia ellos para así poder llegar a crear la falsa creencia de que son imprescindibles. Por supuesto, enaltecen su trabajo más de lo que realmente se merece. Pero no nos engañemos, no hay nadie irreemplazable.

Conozco a uno que es técnicamente muy bueno, hizo un proceso de selección, pasó la prueba técnica que se supone que era la parte más difícil, pero lo descartaron en la entrevista personal porque decían que no se integraría bien en el equipo. En serio, si quieres ir rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos ve acompañado.

Gente sin compasión

Son una variante de la gente sin comprensión, pero con el ego aún más subido. Con tal de sobresalir por encima de los demás, pueden incluso llegar a atacarlos directamente, ridiculizándolos delante de otras personas si lo creen conveniente. La diferencia entre la gente sin compasión y la gente sin comprensión es que los que no tienen compasión pueden llegar a perder el respeto personal por los demás con tal de sobresalir y destacar. En cambio, los sin comprensión suelen enaltecerse a ellos mismos, pero sin faltar el respeto a los demás.

Este perfil es claramente identificable y puede llegar a ser muy peligroso. Intentan crear un sentimiento de inferioridad en los demás para crear la falsa idea de que ellos son los amos del lugar o la situación. Hay que ir con mucho cuidado con este tipo de personas y saberlos tratar para ahorrarte problemas.

Gente sin corazón

Estos para mí son los peores. Imagínate a alguien sin compasión, pero que además le da igual que el trabajo esté (bien) hecho. Lo único que les interesa es mantenerse en el cargo e ir subiendo puestos hacia arriba en cuanto ven la oportunidad porque lo que quieren es más poder y dinero. Son los reyes de la manipulación, del engaño y de la creación de conflictos que les favorezcan a ellos. Pueden incluso llegar a ser corruptos y realizar actividades de forma ilegal. Son maquiavélicos y creen que el fin justifica los medios.

Con esto no digo que la gente que quiere progresar no tenga corazón, en absoluto. Todos queremos progresar, pero es muy diferente hacerlo por méritos propios que pisoteando a los demás y apartando a los que se interponen en tu camino. Seguramente, de estos conoces a más de uno.

Los vagos

Los vagos son esas personas que no hacen nada productivo y pueden pasarse horas y horas sentados calentando la silla. Se distraen muy fácilmente y pierden el tiempo con cualquier chorrada, mientras sus compañeros les sacan las castañas del fuego. Las tareas que dependen de ellos tienen tendencia a eternizarse y a estar mal hechas porque todo les da igual y su trabajo no les importa lo más mínimo. Cualquier excusa les va bien para asistir a reuniones en las que hablan de todo, menos de lo realmente importante. Su hábitat natural suele estar en el bar o cerca de la cafetera.

Los ineptos

Probablemente, cuando escuchas la palabra inepto te viene en mente la cara de alguna persona, ¿verdad? Hay gente en la que cuesta confiar porque sabes que hay una alta probabilidad de que lo hagan mal y luego tengas que revisar su trabajo y subsanar los errores. Hay muchos factores que pueden verse involucrados en la ineptitud de una persona, algunos de ellos son: falta de formación, falta de habilidades, no prestan atención a lo que hacen, lo hacen todo deprisa y corriendo, no piensan más allá de lo evidente, son puramente reactivos, se bloquean ante el mínimo problema, no disponen de los medios adecuados para poder trabajar, etc.

Sin embargo, el hecho de que una persona sea inepta en su puesto actual no significa que no pueda aportar un gran valor haciendo otra cosa, quizás totalmente distinta. Por ejemplo, un jugador de fútbol puede ser un gran delantero, pero un portero nefasto. Por supuesto, también hay personas que no destacarán como futbolistas, pero quizás sean unos grandes entrenadores porque, aunque no tengan grandes habilidades con el balón, sí saben dirigir muy bien el equipo, motivarlo y maximizar todo su potencial. Así pues, si lo trasladamos al ámbito tecnológico, nos podemos encontrar con desarrolladores nefastos, pero quizás sean unos grandes administradores de sistemas o gestores de proyectos, ¿entiendes a lo que me refiero?

En vez de entrar en reproches y discusiones constantes, puede merecer mucho la pena preguntar a este tipo de personas qué necesitan para ser más efectivas. De esta forma, será más probable que podamos llegar al origen del problema y solucionarlo de raíz. Quizás un curso de formación, unas mejores herramientas, un cambio de tareas o una modificación de los procedimientos actuales puedan ser claves, y aquí los jefes y responsables de estas personas juegan un papel importante. Eso sí, tiene que haber una voluntad de mejora real; en caso contrario, ni los mejores cursos ni las mejores herramientas harán milagros.

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